Este viernes es mi graduación y pensaba si realmente era yo el que se debería graduar?
Si bien es cierto que todo esto que pasará (inevitablemente como la conocemos) no cambiará, desde la óptica normal es producto del esfuerzo de denodados estudiantes que se "quemaron las pestanas" (como muchas veces me lo repitió mi papá), y que se merecen una celebración así. Disfruto pensar de que puede verse desde otro punto de vista, incluso creería que sería "más justo", me imagino la ceremonia de graduación, celebrando, pero no desde el telón, sino desde las butacas. Me imagino a todos mis companeros ansiosos desde sus asientos esperando la llegada de los que realmente deberían ser homenajeados, los que realmente se quemaron las pestanas, los que realmente hicieron que este momento tan especial se concretase con éxito ...
Tomemos unos segundos y reflexionemos quiénes deberían ser homenajeados realmente.
Ahora sí, doy mis ejemplos de aquéllos que para mí deberían estar con la toga y los diplomas y medallas, veo a mis padres, que gracias a sus consejos, apoyo moral, económico, espiritual y emocional formaron los primeros esbozos de lo que soy, mis principios que marcaron mi vida de por vida (valga la redundancia), tantas amanecidas formándome de bebe, innumerables veces que aguantaron mis travesuras, pequenas de infante y enormes de adolescente; y bueno, con más astucia pudieron encausarme de joven. También veo a mis hermanos(as) y demás familiares que de alguna manera aportaron en lo que soy.
También veo entrar para recibir el merecido saludo y premiación a aquéllos maestros de toda la vida (son pocos pero son) que supieron anteponer las innumerables necesidades que demanda depender de una institución pública en Perú a la responsabilidad de por vida ante el prójimo; aquéllos que aman ensenar y dar todo de si para apostar por un grupo de talentosos y desconocidos estudiantes, que en un futuro no muy lejano puedan acrecentar las posibilidades de desarrollo a nuestra sociedad tan abatida por resentimientos y mentiras.
Están también aquéllos incondicionales amigos de toda la vida, amigos de todas las edades y colores que en todas las alegrías que nos hicieron partícipes, nos transmitieron todo su apoyo en favor nuestro. Demos aplausos enormes a éllos que realmente serán sin duda los que deban ser celebrados, aplaudidos, fotografiados, encomiados y ovacionados; veo también que no sólo yo aplaudo sino que detrás mío están muchos peruanos que también vitorean sus nombres, porque su esfuerzo y sacrificio serán premiados con mayores posibilidades de desarrollo, con potenciales dirigentes, empresarios, líderes políticos y maestros excelentes; pero ojo, de su desempeno anterior, presente y posterior, los resultados del futuro.
Esperamos mucho de ellos, sigan así, nosotros estaremos prestos a apoyarlos en lo que se pueda, porque sabemos que sin ustedes no seríamos ni una pizca de lo que somos.
Corazón de Caballero.
Si bien es cierto que todo esto que pasará (inevitablemente como la conocemos) no cambiará, desde la óptica normal es producto del esfuerzo de denodados estudiantes que se "quemaron las pestanas" (como muchas veces me lo repitió mi papá), y que se merecen una celebración así. Disfruto pensar de que puede verse desde otro punto de vista, incluso creería que sería "más justo", me imagino la ceremonia de graduación, celebrando, pero no desde el telón, sino desde las butacas. Me imagino a todos mis companeros ansiosos desde sus asientos esperando la llegada de los que realmente deberían ser homenajeados, los que realmente se quemaron las pestanas, los que realmente hicieron que este momento tan especial se concretase con éxito ...
Tomemos unos segundos y reflexionemos quiénes deberían ser homenajeados realmente.
Ahora sí, doy mis ejemplos de aquéllos que para mí deberían estar con la toga y los diplomas y medallas, veo a mis padres, que gracias a sus consejos, apoyo moral, económico, espiritual y emocional formaron los primeros esbozos de lo que soy, mis principios que marcaron mi vida de por vida (valga la redundancia), tantas amanecidas formándome de bebe, innumerables veces que aguantaron mis travesuras, pequenas de infante y enormes de adolescente; y bueno, con más astucia pudieron encausarme de joven. También veo a mis hermanos(as) y demás familiares que de alguna manera aportaron en lo que soy.
También veo entrar para recibir el merecido saludo y premiación a aquéllos maestros de toda la vida (son pocos pero son) que supieron anteponer las innumerables necesidades que demanda depender de una institución pública en Perú a la responsabilidad de por vida ante el prójimo; aquéllos que aman ensenar y dar todo de si para apostar por un grupo de talentosos y desconocidos estudiantes, que en un futuro no muy lejano puedan acrecentar las posibilidades de desarrollo a nuestra sociedad tan abatida por resentimientos y mentiras.
Están también aquéllos incondicionales amigos de toda la vida, amigos de todas las edades y colores que en todas las alegrías que nos hicieron partícipes, nos transmitieron todo su apoyo en favor nuestro. Demos aplausos enormes a éllos que realmente serán sin duda los que deban ser celebrados, aplaudidos, fotografiados, encomiados y ovacionados; veo también que no sólo yo aplaudo sino que detrás mío están muchos peruanos que también vitorean sus nombres, porque su esfuerzo y sacrificio serán premiados con mayores posibilidades de desarrollo, con potenciales dirigentes, empresarios, líderes políticos y maestros excelentes; pero ojo, de su desempeno anterior, presente y posterior, los resultados del futuro.
Esperamos mucho de ellos, sigan así, nosotros estaremos prestos a apoyarlos en lo que se pueda, porque sabemos que sin ustedes no seríamos ni una pizca de lo que somos.
Corazón de Caballero.
